San Marcos Evangelista (en
griego: Μάρκος; en latín: Mārcus; en copto: Μαρκοϲ;
en hebreo: מרקוס) (siglo I),
también conocido como Marcos el Evangelista, es considerado tradicionalmente el
autor del Evangelio de Marcos y el fundador y primer obispo de la Iglesia de
Alejandría.
San
Marcos Evangelista
San Marcos Evangelista, según
tradición eclesiástica, Marcos, llamado también Juan Marcos o simplemente Juan,
es el autor de un evangelio y el intérprete que traducía a Pedro en sus
predicaciones frente a auditorios de habla griega. Era hijo de una cierta
María, cuya casa de Jerusalén estaba abierta a la primitiva comunidad
Cristiana. Primo de Bernabé, probablemente fuera como él de estirpe sacerdotal.
Afirma por una parte la tradición que Marcos nunca habría oído personalmente la
predicación del Señor, pero por otra muchos han querido descubrirlo en aquel
muchacho que huyó desnudo en el huerto de Getsemaní, episodio que sólo el
evangelio a él atribuido refiere. Tal vez haya conocido al grupo de seguidores
sin llegar a ser propiamente discípulo.
Al comenzar la expansión del
evangelio, Pablo y Bernabé salieron de Jerusalén hacia Antioquía llevando con
ellos a Marcos; éste los acompañó en sus primeras empresas misionales, a Chipre
y Perges, de donde regresó por causas desconocidas. Bernabé, deseoso de llevar nuevamente a Marcos con ellos cuando
el apóstol planeaba su segundo viaje, encontró la oposición de Pablo, que
partió solo. Marcos siguió, pues, a Bernabé una vez más hasta Chipre. Sin embargo,
Marcos reaparece junto a Pablo en Roma, pero es creencia que fue más bien
discípulo de Pedro, quien confirma esta suposición al llamarlo "hijo"
suyo en su primera carta. El evangelio que se le atribuye, además, sigue muy de
cerca el esquema de los discursos de Pedro que nos ha conservado el libro de
los Hechos de los Apóstoles.
Nada sabemos de su existencia
posterior. La segunda carta a Timoteo lo señala entre los compañeros de este discípulo de Pablo; conforme a un dato
que recoge el historiador Eusebio de Cesarea (a comienzos del siglo IV), la
Iglesia de Alejandría lo habría tenido por fundador. Sus últimos años y el
lugar de su muerte nos son desconocidos.
San Marcos Evangelista El breve relato que
lleva su nombre descubre un espíritu observador y ágil. Sólo Marcos, por
ejemplo, destaca el verdor de la hierba sobre la que Jesús hizo sentar a la
muchedumbre hambrienta antes de multiplicar los panes y los pescados por
primera vez. Las grandes líneas de su evangelio, en tanto, trasuntan una
profunda credibilidad histórica y demuestran singular valor teológico. Marcos comienza por
presentar a Jesús bien recibido por la gente, pero pronto su humilde
mesianismo, tan alejado de las reivindicatorias expectativas populares de los
judíos, ocasiona la decepción de la masa; apagado el entusiasmo primerizo, el
Señor se retira de Galilea para dedicarse de lleno a la instrucción de los discípulos, quienes por boca de Pedro
confiesan la divinidad de su Maestro. A partir de este reconocimiento de Cesárea,
todo el relato se orienta a Jerusalén; en la ciudad santa, finalmente, la
oposición crece y culmina en el juicio inicuo y la pasión, que alcanza su
victoriosa respuesta cuando Cristo abandona su tumba, de acuerdo con lo que
había profetizado de sí mismo.
El secreto mesiánico, del que Marcos
hace un tema central, da así todo su fruto: Jesús, siervo humillado por la
maldad y la ignorancia de los hombres que él había venido a rescatar, es
exaltado por Dios, como ha de serlo todo el que a él se una de corazón y lo
siga en el camino, el único que permite comprender esa "Buena Noticia de
Jesús, Mesías, Hijo de Dios" que Marcos nos ha trasmitido en un lenguaje
popular, muchas veces incorrecto en la forma, pero vivaz y lleno de encanto.
El Evangelio de Marcos comprende
dos partes, y cada una comienza con una manifestación divina. En la primera, es
la palabra divina con ocasión del Bautismo de Jesús por Juan. En la segunda, la
Transfiguración.
La primera parte del Evangelio se
desarrolla en Galilea, la provincia de Jesús; la segunda en Judea y en
Jerusalén, el corazón de la nación judía. La primera parte muestra la novedad
de Jesús, el impacto de su enseñanza sobre las multitudes. Pero, en la segunda
parte, viene la desilusión, pues Jesús se niega a ser lo que la gente quería
que fuera, y la muchedumbre ya no lo sigue. Cuando Jesús muere, el oficial
romano reconoce que el crucificado era el Hijo de Dios (Marcos 15,39).
Es el más breve de los libros del
Evangelio (16 capítulos); la razón de ello es que Marcos dio a su Evangelio los
mismos límites que los apóstoles habían asignado a la catequesis primitiva. Los
apóstoles no se proponían dar todo lo que los creyentes querían saber, sino que
querían transmitir lo esencial de lo que Jesús había dicho y hecho (Hechos 1,
21-22).
Para el año 67, cuando mueren los
dos Apóstoles, San Pedro y San Pablo, Marcos se halla en Roma. La tradición
dice que Marcos evangelizó como Obispo de Alejandría, en Egipto, donde realizó
varios milagros y estableció una iglesia y su famosa escuela cristiana,
nombrando un obispo, tres presbíteros y siete diáconos y murió allá como mártir
en el año 68, un 25 de abril.
Se dice que sus asesinos trataron
de quemar su cuerpo, sin conseguirlo. Los cristianos de Alejandría rescataron
su cuerpo intacto, lo envolvieron y le dieron sepultura. En Venecia, Italia, se
veneran, en la preciosa catedral de su mismo nombre, los restos mortales del
evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.
Iconografía
de San Marcos Evangelista.
Se asocia a San Marcos con el
león porque su Evangelio empieza hablando del desierto, y el león era
considerado el rey del desierto y porque su Evangelio empieza hablando del río
Jordán y a sus alrededores había muchas fieras, entre ellas el león. También se
dice que es el león porque en su Evangelio comienza hablando de Juan el
Bautista como "Voz que clama en el desierto", voz que sería como la
de un león. La Iglesia católica celebra su fiesta el 25 de abril.
ORACION
Glorioso San Marcos
Evangelista y protector nuestro, recibe a tus hijos que te invocan con
necesidades del alma y del cuerpo. Enseña a cada uno de nosotros a poner en
práctica los ejemplos y enseñanzas de Jesucristo, que tan bien nos has contado
en tu Evangelio.
Protege nuestras
familias, custodia nuestras casas, bendice a los trabajadores, cuida a nuestros
hijos y a nuestros amigos que están lejos.
Finalmente, tú que
diste la vida por Cristo, defiéndenos del enemigo infernal siempre,
especialmente en la hora de nuestra muerte, y así podremos encontrarnos en el
cielo para alabar y glorificar a Dios por toda la eternidad.
Amen.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
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