08 de Mayo: Día de Nuestra Señora de Luján - Cartas Egipcias

domingo, 6 de mayo de 2018

08 de Mayo: Día de Nuestra Señora de Luján


Nuestra Señora de Luján es la Patrona de Argentina, su festividad se celebra el día 8 de Mayo. Su historia es realmente fascinante y su influencia en gran parte de los argentinos, a través de sus milagros, ha terminado por configurar un panorama altamente religioso. También es considerada la patrona de Uruguay y Paraguay. Cuenta la historia que la imagen de la Virgen toca tierra argentina hacia 1630 en el mes de mayo.

Antonio Farías Sáa, pidió a un amigo que vivía en Brasil, que por favor le enviara una imagen que representará a la Inmaculada Concepción para poder ponerla en una capilla que el construyó para la Virgen en sus tierras en Sumampa, Santiago del Estero. Su amigo le recrea dos imágenes, una de la Virgen Inmaculada y otra de la Virgen con el Niño, cuando ambas imágenes hubieron llegado a tierras argentinas, fueron colocadas en una caravana e inicio su rumbo a casa de don Antonio.

La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones. Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.

La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron en su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.

Desde que la imagen de Nuestra Señora de Luján llegó a Argentina, pasó por infinidad de personas hasta el momento de su Coronación en 1887. Un esclavo, llamado Manuel, fue el primero en custodiar la Virgen y rendirle devoción, incluso fue uno de los primeros en ver sus milagros. Luego de ello, pasó a manos de Doña Ana Mattos, que tras la muerte de Don Rosendo, la cual solicito la imagen para llevarla a una capilla en su casa, hacia 1674, pero curiosamente la imagen desapareció y regreso a la capilla de Don Rosendo. Este acontecimiento sucedió dos veces, y en ambos intento todo fue fallido. Dicho acontecimiento trajo la atención de todo los clérigos de Roma y Argentina, llevando a que se celebrara una suntuosa peregrinación hasta la casa de Doña Ana y fue allí en donde por fin la imagen se quedó en su nueva capilla y no retorno más a la antigua. Luego de este acontecimiento, las autoridades eclesiásticas, elevan de manera oficial el culto a la Pura y Limpia Concepción de Luján. Por dicha razón la Señora Mattos, decide donar las tierras para la construcción de su templo hacia 1677 y fue ahí donde se ergio la Basílica de Luján.

Los acontecimientos milagrosos se empezaron a desarrollar y todo el mundo quería visitar a la Virgen que hacía milagros. Por esa Razón, el clérigo Don Pedro de Montalbo, en 1684 viaja a Luján, casi moribundo y fue llevado a la capilla. El Negro Manuel, el esclavo que la acompaño desde su llegada a Argentina, le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente y agradecido se quedó como primer capellán.

El lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa. La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida Parroquia. El cura párroco Don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no llegó a buen término porque después de grandes contratiempos terminó por desplomarse.

Otro milagro del que se tiene registro habla de Don Juan de Lezica y Torrezuri nacido en Vizcaya, España. Él estaba muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a fines de 1754 se inició la construcción, en 1763 se terminó felizmente la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.

Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado. La promesa del Padre Salvaire fue, "Publicaré tus milagros..., engrandeceré tu Iglesia" En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la "Historia de Nuestra Sra. de Luján". En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional. Cuando falleció en 1899, la obra continúo en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.

El Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.

La imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas. Está cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho. El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica. En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: "Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa" y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.


Oración I
¡Oh Inmaculada Virgen María!
Que habéis querido ser venerada por los fieles bajo el título de Nuestra Señora de Luján, manifestando en la imagen que os está dedicada en aquel pueblo, vuestro poder, vuestro amor y vuestra gloria; tened compasión de nosotros y líbranos de tantos males como nos rodean.
Haced que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros mayores; conservad a la mujer cristiana en la práctica santa de la religión; preservad a la niñez y a la juventud de los peligros del vicio; iluminad a los que gobiernan.
Apartad de nosotros toda peste; fecundad con lluvias oportunas nuestros campos; bendecid sus frutos, haciéndolos saludables.
Convertid, Virgen piadosísima, a los pecadores, que atraen sobre las naciones los castigos del cielo.
Escuchad ¡Oh Madre de Clemencia!, el amor que de toda la República llega hasta vuestro glorioso Santuario y colmadnos a todos de vuestras maternales bendiciones.
Amén.

Oración II
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia ti… Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos…
Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.
Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA!


EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo y Vidente
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