Nuestra Señora de Luján es la
Patrona de Argentina, su festividad se celebra el día 8 de Mayo. Su historia es
realmente fascinante y su influencia en gran parte de los argentinos, a través
de sus milagros, ha terminado por configurar un panorama altamente religioso.
También es considerada la patrona de Uruguay y Paraguay. Cuenta la historia que
la imagen de la Virgen toca tierra argentina hacia 1630 en el mes de mayo.
Antonio Farías Sáa, pidió a un
amigo que vivía en Brasil, que por favor le enviara una imagen que representará
a la Inmaculada Concepción para poder ponerla en una capilla que el construyó
para la Virgen en sus tierras en Sumampa, Santiago del Estero. Su amigo le
recrea dos imágenes, una de la Virgen Inmaculada y otra de la Virgen con el
Niño, cuando ambas imágenes hubieron llegado a tierras argentinas, fueron
colocadas en una caravana e inicio su rumbo a casa de don Antonio.
La caravana se detuvo a orillas
del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como
la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir
con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de
todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más
bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la
carreta en dos pequeños cajones. Los carreteros retiraron una imagen y no se
movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese
instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver
que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de
don Rosendo.
La familia se emocionó al ver la
imagen y la colocaron en su casa, la noticia corrió por toda la región, y se
enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar,
entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la
pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.
Desde que la imagen de Nuestra
Señora de Luján llegó a Argentina, pasó por infinidad de personas hasta el
momento de su Coronación en 1887. Un esclavo, llamado Manuel, fue el primero en
custodiar la Virgen y rendirle devoción, incluso fue uno de los primeros en ver
sus milagros. Luego de ello, pasó a manos de Doña Ana Mattos, que tras la
muerte de Don Rosendo, la cual solicito la imagen para llevarla a una capilla
en su casa, hacia 1674, pero curiosamente la imagen desapareció y regreso a la
capilla de Don Rosendo. Este acontecimiento sucedió dos veces, y en ambos
intento todo fue fallido. Dicho acontecimiento trajo la atención de todo los
clérigos de Roma y Argentina, llevando a que se celebrara una suntuosa
peregrinación hasta la casa de Doña Ana y fue allí en donde por fin la imagen
se quedó en su nueva capilla y no retorno más a la antigua. Luego de este
acontecimiento, las autoridades eclesiásticas, elevan de manera oficial el
culto a la Pura y Limpia Concepción de Luján. Por dicha razón la Señora Mattos,
decide donar las tierras para la construcción de su templo hacia 1677 y fue ahí
donde se ergio la Basílica de Luján.
Los acontecimientos milagrosos se
empezaron a desarrollar y todo el mundo quería visitar a la Virgen que hacía
milagros. Por esa Razón, el clérigo Don Pedro de Montalbo, en 1684 viaja a
Luján, casi moribundo y fue llevado a la capilla. El Negro Manuel, el esclavo
que la acompaño desde su llegada a Argentina, le ungió el pecho con el sebo de
la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de
los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente
y agradecido se quedó como primer capellán.
El lugar empezó a poblarse con
los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que
se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de Luján, en 1755 se le otorgó el título de
Villa. La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los
milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida
Parroquia. El cura párroco Don José de Andújar deseaba ampliar el templo y
junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no
llegó a buen término porque después de grandes contratiempos terminó por
desplomarse.
Otro milagro del que se tiene
registro habla de Don Juan de Lezica y Torrezuri nacido en Vizcaya, España. Él estaba
muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don
Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo
y a fines de 1754 se inició la construcción, en 1763 se terminó felizmente la
obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por
celestial Reina y Patrona.
Hacia el año 1872, el Arzobispo
de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a
los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres
Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido
en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento
realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado. La
promesa del Padre Salvaire fue, "Publicaré tus milagros..., engrandeceré
tu Iglesia" En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la "Historia
de Nuestra Sra. de Luján". En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y
dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de
Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la
construcción de la actual Basílica Nacional. Cuando falleció en 1899, la obra continúo
en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el
Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.
El Padre Salvaire, en 1886,
presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río
de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y
le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el
sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en
mayo de 1887.
La imagen es pequeña (38
centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es
ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes,
desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus
pequeñas alas desplegadas. Está cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto
azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho. El Padre Salvaire hizo
recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro.
Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción
auténtica. En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le
adosó la rayera gótica con la inscripción: "Es la Virgen de Luján la
primera Fundadora de esta Villa" y una aureola de doce estrellas.
Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por
León XIII.
Oración I
¡Oh
Inmaculada Virgen María!
Que habéis querido ser venerada por los fieles bajo el título de Nuestra Señora de Luján, manifestando en la imagen que os está dedicada en aquel pueblo, vuestro poder, vuestro amor y vuestra gloria; tened compasión de nosotros y líbranos de tantos males como nos rodean.
Que habéis querido ser venerada por los fieles bajo el título de Nuestra Señora de Luján, manifestando en la imagen que os está dedicada en aquel pueblo, vuestro poder, vuestro amor y vuestra gloria; tened compasión de nosotros y líbranos de tantos males como nos rodean.
Haced que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros
mayores; conservad a la mujer cristiana en la práctica santa de la religión;
preservad a la niñez y a la juventud de los peligros del vicio; iluminad a los
que gobiernan.
Apartad de nosotros toda peste; fecundad con lluvias oportunas nuestros campos; bendecid sus frutos, haciéndolos saludables.
Apartad de nosotros toda peste; fecundad con lluvias oportunas nuestros campos; bendecid sus frutos, haciéndolos saludables.
Convertid,
Virgen piadosísima, a los pecadores, que atraen sobre las naciones los castigos
del cielo.
Escuchad
¡Oh Madre de Clemencia!, el amor que de toda la República llega hasta vuestro
glorioso Santuario y colmadnos a todos de vuestras maternales bendiciones.
Amén.
Oración II
Virgen
María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de
nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia ti… Madre de
la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos…
Hoy
te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol
de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende
el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos
estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto,
para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero
también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan
del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.
Te
pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que
arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre
nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala
hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo,
pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz
madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo
una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas
alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y
espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA!
¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA!
EDUARDO LUZ
Tarotista,
Astrólogo y Vidente
CONTACTO:
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cartasegipcias
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