Por
la Señal de la Santa Cruz de nuestros
enemigos,
líbranos Señor, Dios Nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y
En el nombre del Padre, del Hijo y
del
Espíritu Santo.
Amen.
Tengamos
siempre en nuestras casas la Santa Cruz. Un crucifijo que nos recuerde lo mucho
que Jesús sufrió por salvarnos. Y ojalá besemos de vez en cuando sus manos y
sus pies. Así lo hacían siempre los santos. No nos acostemos jamás ni nos
levantemos ningún día sin hacer la señal de la cruz, bien hecha, despacio,
desde la frente hasta el pecho y del hombro izquierdo hasta el derecho, y
pronunciando los tres Santísimos nombres del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Esto trae bendición y muchos favores celestiales, y aleja al demonio y
libra de muchos males y peligros.
El día 03 de Mayo, alrededor del
mundo se conmemora el día de la Santa Cruz o la Cruz de Mayo. Dicha conmemoración
se remota a los tiempos previos al cristianismo y tiene varias teorías. Una de
ellas se cierne a la celebración conocida como la Festividad de los Mayos,
momento en el que se festejaba el tiempo medio de la primavera y en donde se
rendían cultos a la naturaleza. Dicho acontecimiento se llevaba a cabo
adornando un árbol o erigiendo un tronco al cual se le ponían adornos o flores,
mientras se hacían danzas y se cantaba. Luego, la segunda teoría recae
esencialmente, tras la llegada de la Era Cristiana momento en el que ese árbol
o tronco, fue reemplazado por la cruz cristiana. Dicha transformación de esta
festividad se remota al hallazgo de la Cruz donde murió Jesucristo por Santa Elena,
he ahí el cambio del árbol por la cruz.
Cuenta Eusebio de Cesara, quien
fue historiador para aquellos tiempos, que el hijo de Santa Helena, el general
Constantino I era pagano, pero solía tener mucho respeto a los cristiano. Dice
que en el año 311 de la Era Cristiana el general tenía que enfrentarse a una
terrible batalla en contra del perseguidor Majencio, jefe de Roma y que
justamente la noche anterior de que se suscitará dicho encuentro bélico, tuvo un sueño en donde la Cruz se le
presentaba de manera muy luminosa, flotando en el aire y escuchó una voz que le
decía: ‘Con este signo vencerás’. Al
despertar, y prepararse para dicha batalla, mandó a poner el símbolo de la cruz
en varías banderas de los batallones que le acompañaba y gritó: ‘Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena’,
y terminó por alcanzar la victoria. Tras dicha victoria se convierte en emperador
y decretar la libertad para todos los cristianos.
Otros escritores e historiadores
antiguos como Rufino, Zozemeno, San Cristótomo y San Ambriosio, cuentan que
Santa Elena, la madre de Constantino I, pidió permiso a su hijo para ir a
Jerusalén a buscar la Cruz en donde murió Cristo, este amablemente acepta y
ella se va en su ardua búsqueda, luego de tanto excavar y excavar, encontró
tres cruces, pero no sabía cuál era realmente la cruz en donde fue crucificado
Jesucristo. Así que fue con una mujer enferma e hizo que esta tocará cada una
de las cruces y solo aquella que le dio la sanación completa terminó por
responder la duda de Santa Elena y por esa razón ella y el Obispo de Jerusalén,
Macario y miles de devotos llevaron la cruz en piadosa procesión por todas las
calles de Jerusalén y durante dicho acontecimiento se encontraron a una mujer
con su hijo muerto, ella hizo que él tocará dicha cruz, este resucitó.
Tras dicho acontecimiento, Santa
Elena edificó en donde encontró la cruz, un suntuoso templo, donde dejó parte
de la Santa Cruz, remitiendo a su hijo otra con los clavos y título que hoy se
veneran en Roma, y en la iglesia de Santa Cruz en Jerusalén. Elena y el obispo
de Jerusalén conjuntamente con muchos creyentes, la llevaron en procesión por
las calles de la ciudad. A raíz de estos acontecimientos se implantó esta
fiesta por todo el orbe cristiano.
A pesar de la modificación del
calendario litúrgico, dicha celebración se ha compactado con la celebración de
la Exaltación de la Cruz, la cual tiene un origen similar y se celebra el día
14 de septiembre. Pero aún alrededor del mundo se celebra esta festividad y por
muchos siglos se ha celebrado en Jerusalén y en muchísimos otros sitios del
mundo entero, el día 3 de Mayo. Esta festividad se ha llevado a cabo desde el
año 326 de esta era.
En 1709 fue encontrada sobre la
sepultura de Jesucristo unas palabras que luego fueron enviadas por el Papa al
Emperador Carlos, cuando partió para el ejército a combatir a los enemigos y la
envió a San Miguel en Francia. Dichas palabras encontradas fueron:
El que lea esta
oración, la oiga leer o la lleve consigo con fe y devoción:
No
se quemará, ni se ahogará, ni podrá ser envenenado con ningún veneno, caer en
las manos de sus enemigos o ser vencido en las batallas.
Si
una mujer se halla encinta y oye leer, lee o lleva consigo esta oración, saldrá
pronto de su cuidado, será siempre tierna madre y colocando la misma oración a
la derecha de su criatura, cuando haya nacido, la preservará de 83 accidentes.
El
que lleve esta oración consigo nunca se verá atacado de epilepsia y cuando se
vea caer en la calle cualquier persona con este mal, basta colocar esta oración
a su derecha para que se levante como si nada le hubiera pasado.
El
Señor ha dicho que se bendecirá al que escriba esta oración para sí o para
otros.
La
casa que tenga esta oración, se verá exenta de los peligros del rayo y trueno.
Al
que diga diariamente, recibirá tres días antes de su muerte el aviso del cielo.
El
que se burle de ella o la desprecie recibirá el castigo del cielo.
Oración
¡Oh
Santa Cruz!, madero hermoso en donde murió mi Señor para darme eterna luz y
librarme del contrario, ante ti me humillo y reverente imploro a mi Señor
Jesucristo, que por los padecimientos que sobre ti recibió en su Santísima
Pasión me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan.
Elevada ante el mundo eres faro luminoso que congregas a tu alrededor a la
cristiana grey para entonar cantos de gloria al Cristo Rey, al Dios Hombre que
siendo dueño de todo lo creado permitió ser crucificado sobre ti para la
redención del género humano. Sobre ti se opero el asombroso misterio de la
Redención del Mundo, desde entonces libra al cristiano de la culpa original,
puede llamarse hijo de Dios Eterno y aspirar a la Gloria Celestial. ¡Bendita
seas!, por los siglos de los siglos, fuiste entre los paganos signo de baldón y
afrenta y hoy eres emblema del cristiano y esperanza para ser perdonado por el
sublime sacrificio de mi Señor Jesucristo a quien esperamos servir y honrar por
toda la eternidad. Amén.
Santa
Cruz de mi Jesús expiró por darnos luz, yo te doy mi reverencia
¡Oh
preciosa y Santa Cruz! El camino que nos marques en el mundo seguiremos
Que
con la Cruz siempre abrazados con su signo venceremos.
A
tus plantas hoy me encuentro mi Divino Redentor, haz que con santa paciencia
cargue en el mundo mi cruz. La santa Cruz Baje y se extienda y de todo mal y
peligro la santa Cruz nos defienda.
Oh
Dios omnipotente que sufriste en la cruz la muerte para redimirnos de nuestros
pecados.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, sé mi verdadera luz.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, ten piedad de mí.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, sé mi esperanza.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, aleja de mí toda arma cortante.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, derrama en mi alma el bien.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, aleja de mí todo mal.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, hazme entrar en el camino de salvación.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, aleja de mí todo temor a la muerte.
Oh
Santa Cruz de Jesucristo, presérvame de todos los accidentes temporales y corporales
para que pueda adorarte siempre así como a Jesús Nazareno, a quien imploro para
que tenga piedad de mí.
Haz
que espíritu maligno visible o invisible huya de mí por todos los siglos de los
siglos. Amén.
En
honor de la preciosa sangre de Jesucristo y de su penosa muerte.
En
honor de su resurrección y de su encarnación divina por medio de la cual puede
conducirnos a la vida eterna.
Que
así como es cierto que Jesucristo nació en Navidad, que ha sido crucificado el
viernes Santo, que José y Nicodemus quitaron a Jesucristo de la Cruz y que
Jesucristo subió al cielo, que así se digne liberarme de los ataques de mis
enemigos, tanto visibles como invisibles, desde hoy por todos los siglos de los
siglos. Amén.
Dios
Todo Poderoso entre tus manos entrego mi alma, Jesús, María, José, Ana y
Joaquín, Jesús mío, por la amargura que sufriste por mí en la Santa Cruz,
principalmente cuando tu alma sagrada se separó de tu cuerpo, ten piedad de mi
alma cuando se separe de este mundo.
Oh
Jesús, concédeme el valor para soportar mi cruz a imitación tuya; enséñame a
llevar con paciencia todos los sufrimientos y que mi temor a ellos se convierta
en virtud. Que la omnipotencia del Padre se digne a cubrirme con la sabiduría
del Espíritu Santo. Dígnate recibirme y conducir mi alma a la vida eterna. Así
sea.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
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Cartasegipcias
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