Cuando nosotros venimos al mundo,
venimos siendo seres completamente puros, llenos de esencia e inocencia que nos
permite conocer las bondades que habitan en el universo, y también aquellas que
no son tan buenas. Poco a poco adquirimos fuerza, carácter y determinación y
vamos entendiendo que el proceso de la vida es intrincadamente complicado, que
en cada suceso, aprendemos y nos fortalecemos, e incluso, sentimos dolor,
tristeza, pasión y sobretodo muchísimo coraje. Aprendemos a ser más fuertes, e
incluso, a través de las experiencias vividas nos hacemos cada vez mejores o
peores personas. Eso depende del lado que deseemos alimentar.
Todo esto nos va ayudando a
comprender qué sentido tiene nuestra vida y de qué manera nosotros nos podemos
conectar con la esencia universal que rige el mundo. Cuando vamos aprendiendo a
conocer todas estas cosas, ya nuestra mente y corazón no es lo mismo,
comenzamos a evolucionar, a mejorar, a ser descaradamente únicos, peculiares,
en ocasiones mejores y en otras un poco más tensos y complicados. Pero a fin de
cuentas, terminamos siendo seres humanos aprendiendo a sobrevivir a los propios
embates de la existencia, solo a través de eso vivimos y aprendemos a vivir.
Cada experiencia es única pero lo
que realmente nos hace ser únicos es la forma en como nosotros abordamos cada
situación, cómo a través de nuestra propia madurez espiritual, entendemos lo
que es verdaderamente importante para nuestra vida y cómo debemos abordar cada
experiencia para, a través de ella, aprender, crecer y ser cada vez mejores
seres humanos. Lo importante de estar aquí, en este plano, no recae en tener la
mejor casa, el mejor auto o las mejores joyas, digamos que lo importante en
todo esto es que seamos una versión mejor de sí mismos. Pues solo a través de
eso, podremos alcanzar profundamente la elevación espiritual necesaria para
ascender a la siguiente dimensión.
La evolución es un proceso en el
que se implican muchos conceptos para generar ese estado en donde, nos
convertimos en seres elevados y conectados espiritualmente con el inframundo, el supramundo y el mundo
terrenal. Cuando logramos entender la conexión mística de estos tres mundos,
nos habremos encontrado con un Yo
totalmente distinto que conoce la esencia supra sensorial de lo que significa
vivir anclado a ambos mundos. Dentro de estos conceptos que son, en lo
particular esenciales para la evolución, en este artículo hablaremos de uno que
me parece el más importante de todos, ya que con él accedemos a mundos
desconocidos y nuevos que nos hacen comprender el verdadero sentido de la vida
y de nuestra forma de vivir las relaciones con los demás. Nos referimos a la
acción del Perdón.
El perdón es una acción
espiritual única, una acción que nace desde el centro más profundo, virgen e
inmaculado de nuestro corazón. El valor espiritual en el que recae la acción
del perdón es la que nos hace ser cada vez mejores, incluso es la que nos ayuda
a comprender cuando fortalecido esta nuestra espíritu, porque solo un hombre
elevado espiritualmente puede perdonar sinceramente. Esta acción es única,
transforma y eleva. Las vibraciones energéticas que se desprenden al pronunciar
estas palabras se observan como una onda expansiva que se centra en nuestro
corazón y se propaga positiva y progresivamente en nuestro entorno.
Esta es una acción de los seres
elevados espiritualmente, pero el hecho de dar el perdón y de pedir perdón, se
centra en tiempos remotos de nuestra historia, incluso antes de Cristo esta
acción era considerada la más benevolente de todas y la más arraigada y
respetada. El perdón, es una acción que nace del corazón, y así fue demostrado
a lo largo del tiempo por los grandes hombres, especialmente en la época de
Jesucristo, en donde su máximo exponente se inmolo por el perdón de los pecados
del mundo. El deseo inmaculado del perdón nació en el seno de un corazón puro y
noble que no sentía rencor, ni rabia, ni mucho menos deseo de venganza. Se fue
perdonado y se fue liberado, la paz reinó y el mundo se reorganizó.
Todo esto trabaja como una forma
esencial de vida y de evolución espiritual. El perdón nace como deseo de dejar
rencillas atrás y olvidar todo lo malo que en su momento sucedió. Solo damos el
perdón cuando comprendemos que aquello que nos hicieron no nos afecta y que lo
mejor es darle el perdón a quien nos hizo mal para demostrarles que en nuestro
corazón y alma no hay espacio para el dolor, la rabia y el resentimiento.
Perdonar significa entender que, aquello que pasó ya quedó en el pasado y lo
mejor es centrarnos en el futuro para estar y ser felices por completo.
Muchos han escuchado decir la
famosa frase: ‘Yo perdono, pero jamás olvido’. Lamentándolo mucho caen en la
prefiguración errónea de que, el perdón es solo una acción en donde decimos las
cosas por decir. Aquel que dice que no olvida el daño que le hicieron, pero que
sí perdonaron, entonces para que perdonan. De nada vale perdonar si realmente
no sentimos, en esencia que lo importante es olvidar lo malo y negativo que nos
han hecho. Como he dicho, perdonar es solo una acción que está centrada para
aquellas personas evolucionadas espiritualmente, de lo contrario, nadie, por
más que lo diga, puede perdonar, porque el perdón solo se da, cuando nuestro
corazón y mente entiende que el odio, la rabia y el resentimiento no son buenos
para nuestra vida.
El perdón nos libera. Es tan
fundamental entender esto, que muchos, a lo largo de sus vidas se sienten
atados porque no comprender que el perdón es una acción espiritual que nos
libera de la rabia, el odio, el rencor, el resentimiento e incluso de la
tristeza. Cuando perdonamos accedemos a un campo energético único que nos ayuda
a entender que nosotros somos capaces de auto-sanar nuestras propias heridas,
esas que en su momento nos hicieron daño, pero que, bajo la fortaleza
espiritual del crecimiento y de la luz, entendimos que todo puede ser mejor
cuando trabajamos desde el interior.
Debemos trabajar esta acción, no
como un suceso banal, sino al contrario, como un suceso único, un suceso
espiritual que eleva nuestra esencia y nuestra luz, que debe ser trabajado
desde el espíritu y que, bajo esta poderosa luz, debemos saber manejar muy bien
para así comprender ciertas cosas relacionadas con nuestra propia manera de ver
la vida y el mundo. Cuando comenzamos a trabajar este cambio accedemos a un
mundo nuevo, un mundo en donde lo único que reina es la paz y la tranquilidad que
necesitamos para seguir viviendo en total paz y armonía en la vida.
Incluso, cuando accedemos a la
esencia mística del perdón nuestro ser se eleva y nuestra forma de ver y
percibir la vida cambiará por completo, nos vemos enfrentados a un proceso en
donde tenemos que saber manejar nuestra energía para disfrutar de los cambios
esenciales que se pueden presentar en nuestra vida. La fuerza mística de
perdonar, radica en que, debemos saber entender que el empleo de esta palabra
en una frase siempre va a tener poder, pero solo adquiere mayor energía cuando
lo decimos y lo sentimos, cuando estas palabras nacen de la fuerza interior que
hay en nuestro corazón, ya que solo con eso podremos estar en armonía con el
mundo.
Ten cuidado con tus palabras, no
olvides que ellas tienen poder y que solo a través de ese poder podemos acceder
a mundos únicos y desconocidos. Por eso, recuerda que si vas a pedir perdón, es
porque realmente sientes arrepentimiento por todo lo que has hecho y estás
dispuesto a enmendar el error que cometiste. Sí eres de los que va a perdonar,
recuerda que el perdón debe nacer desde la geniuda de tu corazón, debe ser una
acción y demostración autentica de clemencia y composición. Que no existen
puntos intermedios, se perdona porque ya hemos olvidado y porque ya hemos
dejado el rencor. Perdonar y decir que no olvidarás lo que pasó, de nada vale,
debes aprender a que, si quieres ser un ser verdaderamente evolucionado, debes
perdonar, olvidar y sanar, porque con eso, puedes ser una persona
verdaderamente mejor.
Comprender en sentido amplio,
lleva su tiempo, solo debemos estar dispuestos a mejorar eso, a tener la
intensión de mejorar las cosas y de verdaderamente perdonar. Perdona si te han
hecho daño, olvida porque eso te daña a ti y sana porque solo así podrás ser
una persona, única a nivel espiritual y podrás acceder a mundos desconocidos en
donde solo serás tú con tu propia esencia.
Es hora de que trabajes eso y
encuentres la paz necesaria para tu vida.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
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