19 de Mayo: Día de San Ivo: Patrono de Abogados - Cartas Egipcias

domingo, 13 de mayo de 2018

19 de Mayo: Día de San Ivo: Patrono de Abogados



El día 19 de Mayo se conmemora la festividad de San Ivo, Patrono de los abogados. San Ivo, el abogado santo al cual los juristas de muchos países tienen como Patrono, nació en la provincia de Bretaña en Francia. Su padre lo envió a estudiar a la Universidad de París, y allí dirigido por famosos profesores de derecho, obtuvo su doctorado como abogado.

En sus tiempos de estudiante oyó leer aquella célebre frase de Jesús: "Ciertos malos espíritus no se alejan sino con la oración y la mortificación" (Mc. 9,29), y se propuso desde entonces dedicar buen tiempo cada día a la oración y mortificarse lo más que le fuera posible en las miradas, en las comidas, en el lujo en el vestir, y en descansos que no fueran muy necesarios. Empezó a abstenerse de comer carne y nunca tomaba bebidas alcohólicas. Vestía pobremente y lo que ahorraba con todo esto, lo dedicaba a ayudar a los pobres. Y Dios lo premió concediéndole una gran santidad y una generosidad inmensa en favor de los necesitados. Al volver a su tierra natal (Bretaña) fue nombrado juez del tribunal y en el ejercicio de su cargo se dedicó a proteger a los huérfanos, a defender a los más pobres y a administrar la justicia con tal imparcialidad y bondad, que aun aquellos a quienes tenía que decretar castigos, lo seguían amando y estimando.

Su gran bondad le ganó el título de "Abogado de los pobres". No contento con ayudar a los que vivían en su región, se trasladaba a otras provincias a defender a los que no tenían con qué pagar un abogado, y a menudo pagaba los gastos que los pobres tenían que hacer para poder defender sus derechos. Visitaba las cárceles y llevaba regalos a los presos y les hacía gratuitamente memoriales de defensa a los que no podía conseguirse un abogado. En aquel tiempo los que querían ganar un pleito les llevaban costosos regalos a los jueces. San Ivo no aceptó jamás ni el más pequeño regalo de ninguno de sus clientes, porque no quería dejarse comprar ni inclinarse con parcialidad hacia ninguno.

Los vecinos de San Ivo compusieron un epitafio bien especial que dice:
San Ivo era bretón.
Era abogado y no era ladrón.
Santo Dios: ¡que admiración!

Cuando le llevaban un pleito, él se esmeraba por tratar de obtener que los dos litigantes arreglaran todo amigablemente en privado, sin tener que hacerlo por medio de demandas públicas. Así obtuvo que muchos litigantes terminaran siendo amigos y se evitaran los grandes gastos que les podían ocasionar los pleitos judiciales. Después de trabajar bastante tiempo como juez, San Ivo fue ordenado sacerdote, y desde entonces, los últimos quince años de su vida los dedicó totalmente a la predicación y a la administración de los sacramentos. Consiguió dinero de donaciones y construyó un hospital para enfermos pobres. Todo lo que llegaba lo repartía entre los más necesitados. Solamente se quedaba con la ropa para cambiarse. Lo demás lo regalaba. Una noche se dio cuenta de que un pobre estaba durmiendo en el andén de la casa cural, entonces se levantó y le dio su propia cama y él durmió en el puro suelo.

De muchas partes llegaban personas litigantes a obtener que San Ivo hiciera las paces entre ellos y él lograba con admirable facilidad poner de acuerdo a los que antes estaban alegando. Y aprovechaba de todas estas ocasiones para predicar a la gente acerca de la Vida Eterna que nos espera y de lo mucho que debemos amar a Dios y al prójimo. Alguien le aconsejó que no regalara todo lo que recibía. Que hiciera ahorros para cuando llegara a ser viejo y él le respondió: - Y ¿quién me asegura que voy a llegar a ser viejo? En cambio lo que sí es totalmente seguro es que el buen Dios me devolverá cien veces más lo que yo regale a los pobres". Y siguió repartiendo con gran generosidad.

A principios de mayo del año 1303 empezó a sentirse muy débil. Pero no por eso dejó de dedicar largos ratos a la oración y a la meditación y a ayudar a pacificar a cuantos estuvieran peleados o en discusiones y pleitos. El 19 de mayo del año 1303 estaba tan débil que no podía mantenerse de pie y necesitaba que lo sostuvieran. Sin embargo celebró así la Santa Misa. Después de la Misa se recostó y pidió que le administraran la Unción de los enfermos y murió plácidamente, como quien duerme en la tierra para despertar en el cielo. Tenía 50 años.

Oración:
Glorioso san Ivo
que mientras viviste entre nosotros
fuiste el abogado de los pobres,
el defensor de los injustamente acusados,
el bienhechor de los huérfanos,
y la Providencia de todos los necesitados:
escucha hoy nuestra oración...
Alcánzanos amar la justicia como tú la amaste,
haz que sepamos defender nuestros derechos
sin causar perjuicio ni ofender a los demás,
y buscando ante todo la reconciliación y la paz.
Suscita protectores que defiendan
la causa del oprimido
para que la justicia se base en el amor.
Danos un corazón humilde y desinteresado,
capaz de compadecerse de la miseria de los demás,
danos un espíritu repleto de amor hacia el prójimo
y una condición humana generosa que nos lleve
a compartir todos nuestros bienes,
los materiales como los espirituales.
Justo y prudente san Ivo
tú, el modelo de sacerdotes,
que recorrías tu país
conmoviendo a las muchedumbres
con el fuego de tu palabra
y el resplandor de tus acciones,
escucha nuestra oración
y auxílianos con tu bondad
ahora que necesitamos que la justicia
sea favorable y magnánima con nosotros,
ayúdanos a solucionar los problemas
que tanto nos angustian y preocupan,
danos lo necesario para remediar
lo que hoy nos aflige e inquieta
(hacer la petición)
¡San Ivo, ruega por nosotros!
¡Ruega por aquellos que nosotros queremos
y ruega por aquellos que nos cuesta querer!
Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
tres Avemarías y tres Glorias.




EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo y Vidente
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