El día 19 de Mayo se conmemora la
festividad de San Ivo, Patrono de los abogados. San Ivo, el abogado santo al
cual los juristas de muchos países tienen como Patrono, nació en la provincia
de Bretaña en Francia. Su padre lo envió a estudiar a la Universidad de París,
y allí dirigido por famosos profesores de derecho, obtuvo su doctorado como
abogado.
En sus tiempos de estudiante oyó
leer aquella célebre frase de Jesús: "Ciertos
malos espíritus no se alejan sino con la oración y la mortificación"
(Mc. 9,29), y se propuso desde entonces dedicar buen tiempo cada día a la
oración y mortificarse lo más que le fuera posible en las miradas, en las
comidas, en el lujo en el vestir, y en descansos que no fueran muy necesarios.
Empezó a abstenerse de comer carne y nunca tomaba bebidas alcohólicas. Vestía
pobremente y lo que ahorraba con todo esto, lo dedicaba a ayudar a los pobres.
Y Dios lo premió concediéndole una gran santidad y una generosidad inmensa en
favor de los necesitados. Al volver a su tierra natal (Bretaña) fue nombrado
juez del tribunal y en el ejercicio de su cargo se dedicó a proteger a los
huérfanos, a defender a los más pobres y a administrar la justicia con tal
imparcialidad y bondad, que aun aquellos a quienes tenía que decretar castigos,
lo seguían amando y estimando.
Su gran bondad le ganó el título
de "Abogado de los pobres".
No contento con ayudar a los que vivían en su región, se trasladaba a otras
provincias a defender a los que no tenían con qué pagar un abogado, y a menudo
pagaba los gastos que los pobres tenían que hacer para poder defender sus
derechos. Visitaba las cárceles y llevaba regalos a los presos y les hacía
gratuitamente memoriales de defensa a los que no podía conseguirse un abogado.
En aquel tiempo los que querían ganar un pleito les llevaban costosos regalos a
los jueces. San Ivo no aceptó jamás ni el más pequeño regalo de ninguno de sus
clientes, porque no quería dejarse comprar ni inclinarse con parcialidad hacia
ninguno.
Los vecinos de San
Ivo compusieron un epitafio bien especial que dice:
San Ivo era bretón.
Era abogado y no era
ladrón.
Santo Dios: ¡que
admiración!
Cuando le llevaban un pleito, él
se esmeraba por tratar de obtener que los dos litigantes arreglaran todo
amigablemente en privado, sin tener que hacerlo por medio de demandas públicas.
Así obtuvo que muchos litigantes terminaran siendo amigos y se evitaran los
grandes gastos que les podían ocasionar los pleitos judiciales. Después de
trabajar bastante tiempo como juez, San Ivo fue ordenado sacerdote, y desde
entonces, los últimos quince años de su vida los dedicó totalmente a la
predicación y a la administración de los sacramentos. Consiguió dinero de donaciones
y construyó un hospital para enfermos pobres. Todo lo que llegaba lo repartía
entre los más necesitados. Solamente se quedaba con la ropa para cambiarse. Lo
demás lo regalaba. Una noche se dio cuenta de que un pobre estaba durmiendo en
el andén de la casa cural, entonces se levantó y le dio su propia cama y él
durmió en el puro suelo.
De muchas partes llegaban
personas litigantes a obtener que San Ivo hiciera las paces entre ellos y él
lograba con admirable facilidad poner de acuerdo a los que antes estaban
alegando. Y aprovechaba de todas estas ocasiones para predicar a la gente
acerca de la Vida Eterna que nos espera y de lo mucho que debemos amar a Dios y
al prójimo. Alguien le aconsejó que no regalara todo lo que recibía. Que
hiciera ahorros para cuando llegara a ser viejo y él le respondió: - Y ¿quién
me asegura que voy a llegar a ser viejo? En cambio lo que sí es totalmente
seguro es que el buen Dios me devolverá cien veces más lo que yo regale a los
pobres". Y siguió repartiendo con gran generosidad.
A principios de mayo del año 1303
empezó a sentirse muy débil. Pero no por eso dejó de dedicar largos ratos a la
oración y a la meditación y a ayudar a pacificar a cuantos estuvieran peleados
o en discusiones y pleitos. El 19 de mayo del año 1303 estaba tan débil que no
podía mantenerse de pie y necesitaba que lo sostuvieran. Sin embargo celebró
así la Santa Misa. Después de la Misa se recostó y pidió que le administraran
la Unción de los enfermos y murió plácidamente, como quien duerme en la tierra para
despertar en el cielo. Tenía 50 años.
Oración:
Glorioso
san Ivo
que
mientras viviste entre nosotros
fuiste
el abogado de los pobres,
el
defensor de los injustamente acusados,
el
bienhechor de los huérfanos,
y
la Providencia de todos los necesitados:
escucha
hoy nuestra oración...
Alcánzanos
amar la justicia como tú la amaste,
haz
que sepamos defender nuestros derechos
sin
causar perjuicio ni ofender a los demás,
y
buscando ante todo la reconciliación y la paz.
Suscita
protectores que defiendan
la
causa del oprimido
para
que la justicia se base en el amor.
Danos
un corazón humilde y desinteresado,
capaz
de compadecerse de la miseria de los demás,
danos
un espíritu repleto de amor hacia el prójimo
y
una condición humana generosa que nos lleve
a
compartir todos nuestros bienes,
los
materiales como los espirituales.
Justo
y prudente san Ivo
tú,
el modelo de sacerdotes,
que
recorrías tu país
conmoviendo
a las muchedumbres
con
el fuego de tu palabra
y
el resplandor de tus acciones,
escucha
nuestra oración
y
auxílianos con tu bondad
ahora
que necesitamos que la justicia
sea
favorable y magnánima con nosotros,
ayúdanos
a solucionar los problemas
que
tanto nos angustian y preocupan,
danos
lo necesario para remediar
lo
que hoy nos aflige e inquieta
(hacer
la petición)
¡San
Ivo, ruega por nosotros!
¡Ruega
por aquellos que nosotros queremos
y
ruega por aquellos que nos cuesta querer!
Amén.
Rezar
tres Padrenuestros,
tres
Avemarías y tres Glorias.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
CONTACTO:
FACEBOOK, TWITTER e INSTAGRAM:
cartasegipcias
Tal
vez te podría interesar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario