Alrededor de
1703, Fray Isidro de Sevilla, comenzó a venerar a la Virgen María bajo la
advocación "Divina Pastora de las almas", devoción que se fue
extendiendo a diversas partes: entre ellas se propagó en la Isla Trinidad y en
el siglo XVIII, la devoción fue llevada también a Colombia y Venezuela, donde
se extendió a los llanos de Caracas con la llegada de los capuchinos, quienes
dieron a conocer la Divina Pastora entre los aguerridos gayones de las sabanas
de Bobare.
En cuanto a la la
imagen de la Divina Pastora existe una leyenda repetida generación tras
generación, que hoy es verdad aceptada entre los habitantes de Barquisimeto: el
cura de la iglesia de la Inmaculada Concepción de esa ciudad, deseando proveer
a su iglesia con una imagen de la Divina Pastora , encargó su escultura. Al
mismo tiempo, el Padre Sebastián Bernal, párroco de Santa Rosa del Cerrito,
quiso también para la suya una imagen de la Inmaculada Concepción.
Ambos sacerdotes, de común acuerdo, hicieron su solicitud al mismo
escultor, con la finalidad de dotar a la feligresía para la celebración de las
fiestas anuales del 8 de diciembre. Pero ocurrió una equivocación que muchos señalan como
providencial; el cajón que contenía la imagen de la Divina Pastora fue dirigido
al Padre Bernal y el de Inmaculada Concepción, al vicario de Barquisimeto.
Cuando el Padre Bernal en Santa Rosa, se dio cuenta del error, ordenó
que la caja fuera cerrada y que la llevaran de inmediato a su destino:
Barquisimeto. Cuando
el indio que tenía el encargo de devolver la imagen trató de levantarla del
suelo y cargarla, notó que se había vuelto muy pesada y por más esfuerzos que
hizo, no pudo moverla del sitio donde estaba.
El padre Bernal,
sorprendido, comunicó al vicario la noticia para que éste resolviera como superior,
qué hacer en ese caso. El Vicario respondió que, para él, la Divina Pastora
manifestaba claramente la voluntad de que su imagen permaneciera en Santa Rosa,
y que allí se le rindiese culto y veneración. Desde entonces la imagen se quedó
para siempre en la Iglesia de Santa Rosa.
Durante los
sucesos del terremoto de 1812, el templo donde se veneraba la Divina Pastora
fue destruido, pero su imagen quedó milagrosamente intacta, hecho que reforzó
la creencia, de los fieles de Santa Rosa, de que la Virgen quería quedarse
siempre entre ellos para protegerlos.
A mediados del
siglo XIX tuvo lugar un acontecimiento que contribuiría a la consolidación
definitiva de la Divina Pastora como patrona del estado Lara. En 1855, se
desató en Venezuela una terrible epidemia de cólera. Muchas familias de
Barquisimeto fueron diezmadas por el terrible mal, ante lo cual, fueron
completamente inútiles las medicinas conocidas hasta ese momento.
Desesperados, los
pobladores decidieron sacar la imagen de la Divina Pastora en procesión por las
calles de Barquisimeto, para implorar su intercesión ante la epidemia y, a
partir de ese mismo día, comenzó a cesar la epidemia de cólera. El P. Macario Yépez
pidió a la Virgen ser la última victima de esta enfermedad con el fin de cuidar
a su feligresía y la Virgen se lo concedió. Es por esto que en recuerdo de ese
hecho, el día 14 de enero se traslada a Barquisimeto, en una procesión
multitudinaria y fervorosa, la Divina Pastora.
Oración
¡Oh
abogada y patrona nuestra, María! Oh pastora de los bienaventurados que como
justas ovejas gozan en el cielo dichosa vuestra soberana presencia, porque
cuando vieron siguieron vuestros pasos con la virtud de la claridad. Obrad en
mi la singular maravilla, que aborreciendo el odio y la envidia arda en mi
pecho y en mi alma la virtud de la CARIDAD con mis prójimos para ser digna
oveja de vuestra dichosa grey, como lo son el cielo todos los bienaventurados.
Oh señora, ciertamente sois la Abigail generosa; pues si esta con sus dones y
gracias aplacó al Rey David. Vos con vuestras gracias y ruegos aplacasteis al
celestial David, para que las almas justas fuesen todas de su grey, siendo
después predestinadas a la celestial gloria.
HIMNO DE LA
DIVINA PASTORA DE SANTA ROSA
Coro
¡Oh
piadosa y amante Pastora!
De las almas dulcísimo amor
Oye el himno que cantan, Señora,
Los que te aman con tanto fervor.
De las almas dulcísimo amor
Oye el himno que cantan, Señora,
Los que te aman con tanto fervor.
I
Tú eres, Madre, divino consuelo
Del que lleva en el alma pesar;
Tú le ofreces las llaves del Cielo
Al que siempre te sabe alabar.
Tú eres, Madre, divino consuelo
Del que lleva en el alma pesar;
Tú le ofreces las llaves del Cielo
Al que siempre te sabe alabar.
II
Flores puras, lozanas y bellas
Su exquisita fragancia te dan;
Y al redor de tu trono de estrellas
Los querubes cantándote están.
Flores puras, lozanas y bellas
Su exquisita fragancia te dan;
Y al redor de tu trono de estrellas
Los querubes cantándote están.
III
A tu influjo, Pastora celeste,
Para siempre de aquí se alejó
La horrorosa y mortífera peste
Que este pueblo infeliz desoló.
A tu influjo, Pastora celeste,
Para siempre de aquí se alejó
La horrorosa y mortífera peste
Que este pueblo infeliz desoló.
IV
Dádnos Virgen, la paz que anhelamos
Y con ella la dicha eternal
Como siempre nosotros te amamos,
Dulce madre de todo mortal.
Dádnos Virgen, la paz que anhelamos
Y con ella la dicha eternal
Como siempre nosotros te amamos,
Dulce madre de todo mortal.
EDUARDO LUZ.
Tarotista y Vidente
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