La fuerza mística que posee la
palabra es algo que existe desde que el hombre es hombre. Acontecimientos
importantes han marcado el destino del hombre y la palabra ha sido contundente
en todo ello. Somos seres energéticos y dentro de nosotros habita la partícula
divina que deviene directamente de Dios, somos hijos de la luz y por
ello, todo lo que digamos siempre será escuchado por la fuerza que mueve el
mundo y esa misma fuerza se encargará de hacer realidad lo que tú digas y
pienses.
Debemos ser conscientes del poder
que cada palabra que decimos libera. Hay una energía suprema que mueve y
transforma todo, que siempre esta alerta, escuchando con mucha atención. En el salmo 19:14 dice: “Sean gratos los dichos de mi
boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y
redentor mío”. La palabra es una poderosa arma, veneno letal y salvador
acérrimo. Es una fuerte herramienta, que dentro de sí contiene un poder
renovador y liberador. Cada palabra representa un poder místico y cada cosa que
decimos al viento puede significar nuestra liberación y condena, e incluso, la
de otros más.
Vivimos en una contemporaneidad
difícil, complicada, en un momento en donde las energías se muestran de manera
dual, por un lado, vemos caos, por otro vemos paz. Se mueve el mundo en dos
vertientes de poder grandioso que nos enseña a ver el mundo de una manera
distinta. Nuestra psiquis intenta luchar entre dos progresivos mundos,
por un lado, tenemos el ejemplo armónico de Dinamarca, y por otro, el caos
bárbaro de Alepo, estamos en una lucha por concebir la realidad de una manera
calmada y tranquila, pero lo cierto, es que tenemos dos fuerzas nuevas y
cambiantes que día a día se enfrentan, luchan y se confrontan para hacernos
saber cuál es lo verdadero, lo real y lo tangible.
Si bien, estamos en momentos
complicados, debemos dejar claro, que son cosas que vienen desde los inicios,
antes de la Era Cristiana, después de ella, y demás. Las fuerzas de ambos polos
se siguen enfrentando diariamente. Es una lucha que no parece tener fin. ¿Qué
sería del mundo sin caos? El caos es parte de todo esto, y lo
importante de todo esto es entender el valor supremo que poseemos dentro de
ella. Personalidades importantes como Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler, Hugo
Chávez, Fidel Castro, Stalin, entre otros, han entendido muy bien, ellos han comprendió
cuál era su valor dentro de este convulso mundo. Y en sus inicios, su única arma,
era la palabra.
La palabra es un arma
poderosa, ella te eleva y a la vez, te
derrumba. Por eso, debemos ser cuidadoso con lo que decimos. Nosotros liberamos
una energía única cuando decimos las cosas, y más cuando las decimos en forma
de decreto, pero a veces, nuestras palabras llevan a convertir las cosas en una
realidad que nos termina golpeando. Una de las cosas fundamentales del poder
evolucionar y elevarnos a la siguiente dimensión, tiene que ver esencialmente
con la manera en como decimos nuestras cosas y en el lenguaje y vocabulario que
empleamos cuando decimos cualquier cosa, por eso debemos aprender a
reestructurar todo para de ese modo, abrir y liberar caminos energéticos de
armonía y elevación y no de caos y estancamiento.
Vamos a tener claro ciertas cosas
a nivel de la historia con respecto a ciertas frases que han dicho hombres
importantes y que los han llevado a vivir situaciones difíciles o incluso a
ganarse a su gente a través de ciertas cosas. No olvidemos, pues, que el poder
de convencimiento que se puede tener con todo eso. Vamos a tomar como
referencia a tres figuras importantes:
Hugo
Chávez Frías: Llega al poder con su capacidad
de convencimiento y hace creer a una nación entera los beneficios del
socialismo y de una revolución que fracasó. Su palabra fue tan poderosa que
termino por alcanzar lo inimaginable, por otro lado, durante sus inicios como
presidente de Venezuela, dio unas declaraciones que marcaron la historia del
país, citando: ‘Si la misma naturaleza se opone, lucharemos contra ella’. El
universo, trabajo, escuchó y entendió que un hombre los estaba desafiando como
seres supremos que rigen el mundo y efectivamente, sus palabras fueron
escuchadas. Triste y lamentable por aquellos que murieron, pero el caos lo
produjo unas cuantas palabras de un solo hombre.
John
Lennon: Un extraordinario cantante,
perteneció al popular grupo de los Beatles. Su talento era extraordinario, pero
su fama lo elevó al último cielo, pero también al último infierno de Dante,
trayendo consigo inconvenientes en su carrera, hasta que el Universo entendió
que un hombre desafío y ofendió a la energía suprema que mueve el mundo y le
mostros el camino. Un hombre llamado Mark David Champman, asesinó a este
cantante el 8 de diciembre de 1980, indignado por la frase que dijo: ¡Somos
más populares que Jesucristo!
Thomas
Andrews: Famoso por ser ingeniero, hombre de
números, letras, trabajo arduo. Logro una de sus más grandes hazañas, y con tan
solo 39 años fue el hombre encargado de construir el Titanic, pero una frase,
contundente, lo llevó a cambiar el rumbo de su historia y la de muchas personas
también. En una entrevista le preguntaron sobre las probabilidades de
hundimiento del colosal barco y el hombre solo respondió: ¡Ni Dios puede hundirlo!
Una vez más el Universo escuchó y entendió el mensaje y murió el 15 de abril de
1912 en pleno Océano Atlántico Norte.
Estos son pocos ejemplos de la
inmensa gama de acontecimientos que se han suscitado entorno al poder de la
palabra. Así, como cuando decimos algo que se vuelve en contra de nosotros,
también podemos decir cosas que sean positivas y el Universo también escucha.
No podemos olvidar la inmensidad de la palabra, y mucho menos podemos dejar de
lado lo qué, con ella podemos lograr. Es momento de que abramos nuestra mente,
alma y corazón y entendamos con mucha claridad la fuerza de las palabras.
Es hora de que nos conectemos con
la luz universal para que podamos elevar nuestra conciencia y de ese modo poder
dejar de lado las cosas negativas que día a día nos agobian y nos atormentan.
Tenemos que saber entender, y comprender que lo que dices, siempre puede ser
usado en tu contra y que hay una ley universal que se contiene dentro
del karma que así como le das al universo, este te lo termina devolviendo.
Es hora de vibra en altas y
nuevas frecuencias que nos permitan confiar en nosotros y convencernos que
somos capaces de alcanzar todo lo que nos proponemos. Somos seres desconfiados,
en ocasiones negativas y en gran parte, terminamos dudando de todo y por todo.
Eso es algo que de verdad debemos tratar de modificar y mejorar, no
podemos enfrentarnos a la vida con actitudes de pesimismo y con
palabras que llenen y alimenten esa energía de manera constante, por ello
debemos buscar la manera de elevar nuestra conciencia espiritual y conectarnos con
el misticismo que nos rodea, porque, no podemos olvidar que somos energía que
mueve el mundo.
Quiero comentarles,
particularmente que soy de los que teme y detesta ciertas palabras, que
provocan bloqueos energéticos y psíquicos en todos nosotros. Debemos dejar esas palabras de lado y tenemos
que enfocarnos en la parte positiva de ellas. Entre las que más detesto y trato
de no ubicar en mi vocabulario, encontramos:
No puedo
Estas palabras generan
estancamiento severo, nos agobia y nos bloquea el crecimiento espiritual,
profesional y material. Si decimos No Puedo es porque es cierto, pero si
cambios eso por Si Puedo, es porque también es cierto, y así podemos
conectarnos y elevar la energía y lograr hasta lo inalcanzable.
No tengo
Estas palabras generan miseria,
escasez del dinero, del amor, de la fe, de la comida, genera ausencia de las
cosas en nuestra vida. Debemos cambiar esas palabras por Yo Tengo y veremos
como todo empieza a fluir considerablemente en el camino, desde pequeñas hasta
grandes cantidades.
No sé
Estas palabras generan
ignorancia, maltrato al saber, al conocimiento a la sabiduría. No debemos
bloquearnos antes de saber, de indagar y de conocer, es imperativo que
cambiemos dicha concepción y nos enfoquemos a elevarnos. Mejor decir Yo Sé y
veremos como todos los conocimientos que estudiamos son más fáciles de
entender, de discernir, debemos enfocarnos en dicho proceso.
Debemos empezar a cambiar nuestro
chip y evitar ciertas palabras en nuestro vocabulario, porque recordemos que si
tenemos un vocabulario pobre y pesimista, así será nuestra vida. Muchos desean
y anhelan Abundancia, Paz, Felicidad, pero de la boca hacia afuera lo que
declaran es todo lo contrario, así que debemos ser bondadosos con lo
que decimos y hacemos, nuestras palabras tienen que ir con nuestra actitud y
así podremos elevar nuestra conciencia y atraer todas las bondades universales.
Decretemos, demos bendiciones pero sobre todo, generemos buenas palabras y no
desafiemos nunca a la energía que mueve al mundo, es decir, Dios. Tenemos que
enfocarnos considerablemente en ser ciudadanos conscientes de esto y ser
multiplicadores de buenas palabras antes que seguir dañando a los que nos
rodean.
Es hora de que nos sentemos y
observemos con sumo detalle lo que sucede y la manera en cómo nos enfrentamos a
todo lo que pasa en nuestro camino. Debemos tratar de tomar las cosas con calma
y enfocarnos en crecer, en elevar nuestro espíritu, nuestra alma y nuestra
conciencia, tenemos que saber hacer y decir las cosas, pero sobre todo, tenemos
que trabajar en pro a las cosas que queremos y deseamos. Cambiemos nuestras palabras y
recordemos, que cada palabra libera una energía que sube al cielo y regresa
en forma de castigo, bendición, condena o regalo. Tú debes preferir cual
escoger.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
CONTACTO:
TWITTER, FACEBOOK e INSTAGRAM:
cartasegipcias
Tal
vez te podría interesar:
Artículo. ¿Qué son los niños estrellas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario