Hablar de amor o dependencia son
cosas verdaderamente complejas, difícil, es preciso saberlas manejar con
cautela para no caer en la complejidad de luchar contra ellas para que no se
mezclen y terminen por atormentando nuestra paz y tranquilidad. Es complejo
hablar de este tema cuando nos enfrentamos a una época en donde, la
sensación de vacío, miedo y de desamor son las premisas que reinan.
Pero es necesario hacer una observación relacionada con esto para poder manejar
nuestro espíritu, alimentar nuestra alma y liberarnos de las ataduras que no
nos dejan ser felices. Amar significa ser libres, nunca olvidemos
de esto.
Cuando hablamos de amor, tenemos
que centrarnos en nosotros, indagar en lo que hay en nosotros y si eso
que sentimos es verdaderamente importante, porque en base a ello, podremos
sentirnos bien, en paz, en tranquilidad, pero sobretodo en armonía para poder
amar a alguien más. Por ello, soy de los que creen profundamente que, para
poder amar a alguien más y estar exento de sentir cualquier sensación de
dependencia y vacío en nuestras vidas.
Algo que debemos tener en cuenta
con esta figuración tangible de sentir, amar, vivir y depender, recae esencialmente
en el valor que nos damos a nosotros mismos y qué, de alguna u otra manera se
cultiva y mantiene a través de la experiencia, el valor y la constancia. Por
esa razón, debemos ser conscientes de las cosas, reencontrarnos con nosotros
mismos y sobretodo, con ese sentir que solo se forja en los primeros años de
nuestra vida, que es el de amarnos así mismos para poder amar y valorar
a alguien genuinamente.
Nos enfrentamos ante procesos
complejos, traumas, dolores, sentimientos de vacíos y depresión que no permiten
dar forma a las cosas y que, por consecuencia no deja que las cosas fluyan
hacia lo que verdaderamente queremos. Una lucha constante en la que tenemos que
evitar que cualquier cosa negativa se apodere de nosotros y convierta nuestra
vida en un círculo vicioso que no nos deja sentirnos a plenitud.
Es normal sentir en una relación
de pareja algún sentimiento de obsesión, de necesidad, de cercanía con la
persona que amamos, pero todo tiene un límite y equilibrio, porque no todo
puede ser de esa manera. Por consiguiente, es necesario replantearnos aquello
que hemos sentido y preguntarnos: ¿Amamos o dependemos? Solo ahí
encontraremos la respuesta, porque a veces creemos que amamos y lo que
realmente sucede es que, dependemos y es ahí donde ocurre el error más complejo
y garrafal de todos.
El alma se alimenta
de amor y no de obsesión. Sí sueñas son
sentirte libre y tranquilo, no puedes depender y mucho menos sentirte
obsesionado, porque con eso no podrás alcanzar absolutamente nada en aquello
que quieres para ti y los tuyos. Los expertos en relaciones hablan de que esto
no es una enfermedad, sino una término medio que recae esencialmente en la
adicción y en el rasgo de la personalidad. Pero la pregunta recae en sí es
bueno o no. Es aquí en donde tenemos que
ser conscientes de que, ningún tipo de obsesión, adicción o
dependencia es buena, venga de donde venga y en la forma en que sea,
jamás será buena. En consecuencia, nos encontramos con un vacío espiritual y
una carencia de afecto que debemos saber manejar.
Algo que tenemos que dejar claro
es que, dentro de nosotros yace la luz del cambio, el espíritu y la proyección
espiritual. En nosotros existe esa partícula divina que nos hace
fuertes y que nos conecta en dimensiones más complejas y dulces que nos invitan
a elevarnos al cambio y a reencontrarnos con nuestra energía primigenia, y por
ende, debemos saber manejarla. Dependiendo de alguien, no lo lograremos, por
ello, debemos actuar con libertad, paz, amor y sabiduría, solo de esa
manera estaremos en armonía con quienes nos rodean.
Cuando dependemos
dejamos de ser libres y vivimos por el otro,
nos olvidamos por completo de nosotros y nos entregamos a la carencia de amor,
a la inseguridad, al miedo y a la falta de conciencia sobre las implicaciones de
esto. Nos enfrentamos ante una relación destructiva que va desde los puntos más
nobles hasta llegar a los más fuertes y complejos que no nos dejan ser y sentir
lo que verdaderamente queremos. Pero, es aquí en donde tenemos que poner a
rodar el valor espiritual de nuestro ser y recordar ciertas cosas:
1. El amor no es dependencia, ni
control. Él es libertad.
2. Sentirse libre implica
respetarse, amarse y valorarse por encima de cualquier cosa.
3. Ser dependiente puede
desencadenar problemas que terminan en obsesión y control.
4. La carencia de amor y valor
propio podría llevarnos a experimentar estas conductas destructivas para
nosotros.
5. Podemos vivir sin la otra
persona, es válido, porque nos basta con nuestro amor propio.
6. Amarnos a nosotros mismos
podría ser la mejor alternativa para sentirnos plenos y tranquilos.
7. Porque te amas como eres y te
sientes a gusto contigo mismo para valerte por sí solo.
8. Podemos amar a la otra persona
libremente, es necesario hacerlo si queremos vivir en armonía.
9. A veces creemos que amar es
sentirnos sometidos o atados y es todo lo contrario, amar es libertad en su
máxima expresión.
10. Se puede hacer vida junto a
alguien, sintiendo, valorando, viviendo y teniendo libertad plena, pero
sobretodo confianza plena en quien amamos.
Los valores de amor, pero basado
en el
amor propio, son los encargados de darnos la fortaleza de seguir, avanzar
y de concretar esa energía interesante en cuanto a la forma de sentir lo que
sentimos, pero sobre todo a entender que el amor y la dependencia nada sirven y
que, lo mejor es soltar, avanzar y sentirnos plenos. La libertad es ese punto
esencial que nos hará comprender de qué manera debemos fortalecer nuestras
relaciones en el camino. La dependencia será ese factor que se
fortalece por nuestra falta de amor y respeto propio en el cual debemos
trabajar si verdaderamente queremos ver un cambio real en nuestras vidas
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
CONTACTO:
FACEBOOK, TWITTER e INSTAGRAM:
cartasegipcias
Tal
vez te podría interesar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario