Esta fiesta mariana tiene su
origen en la dedicación de una iglesia en Jerusalén, pues la piedad cristiana
siempre ha venerado a las personas y acontecimientos que han preparado el
nacimiento de Jesús. María ocupa un lugar privilegiado, y su nacimiento es
motivo de gozo profundo. En esta basílica, que había de convertirse en la
iglesia de Santa Ana (siglo XII), san Juan Damasceno saludó a la Virgen niña:
"Dios te salve, Probática, santuario divino de la Madre de Dios… ¡Dios te
salve, María, dulcísima hija de Ana!".
Aunque el Nuevo Testamento no
reporta datos directos sobre la vida de la Virgen María, una tradición oriental
veneró su nacimiento desde mediados del siglo V, ubicándolo en el sitio de la
actual Basílica de "Santa Ana", en Jerusalén. La fiesta pasó a Roma
en el siglo VII y fue apoyada por el Papa Sergio I. Su fecha de celebración no
tiene un origen claro, pero motivó que la fiesta de "La Inmaculada
Concepción" se celebrara el 8 de diciembre (9 meses antes). El Papa Pío X
quitó esta celebración del grupo de las fiestas de precepto
Himno
I
Hoy
nace una clara estrella,
tan
divina y celestial,
que,
con ser estrella, es tal,
que
el mismo sol nace de ella.
De
Ana y de Joaquín, oriente
de
aquella estrella divina,
sale
luz clara y digna
de
ser pura eternamente;
el
alba más clara y bella
no
le puede ser igual,
que,
con ser estrella, es tal,
que
el mismo Sol nace de ella.
No
le iguala lumbre alguna
de
cuantas bordan el cielo,
porque
es el humilde suelo
de
sus pies la blanca luna:
nace
en el suelo tan bella
y
con luz tan celestial,
que,
con ser estrella, es tal,
que
el mismo Sol nace de ella.
Gloria
al Padre, y gloria al Hijo,
gloria
al Espíritu Santo,
por
los siglos de los siglos. Amén.
O
bien
II
Canten
hoy, pues nacéis vos,
los
ángeles, gran Señora,
y
ensáyense, desde ahora,
para
cuando nazca Dios.
Canten
hoy pues a ver vienen
nacida
su Reina bella,
que
el fruto que esperan de ella
es
por quien la gracia tienen.
Dignan,
Señora de vos,
que
habéis de ser su Señora,
y
ensáyense, desde ahora,
para
cuando nazca Dios.
Pues
de aquí a catorce años,
que
en buena hora cumpláis,
verán
el bien que nos dais,
remedio
de tantos daños.
Canten
y digan, por vos,
que
desde hoy tienen Señora,
y
ensáyense desde ahora,
para
cuando venga Dios.
Y nosotros que esperamos
que
llegue pronto Belén,
preparemos
también
el
corazón y las manos.
Vete
sembrando, Señora,
de
paz nuestro corazón,
y
ensayemos, desde ahora,
para
cuando nazca Dios. Amén.
Oración:
Concede,
Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las
primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos
aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
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