30 de Septiembre: Día de San Jerónimo: Doctor de la Iglesia - Cartas Egipcias

domingo, 23 de septiembre de 2018

30 de Septiembre: Día de San Jerónimo: Doctor de la Iglesia


Es considerado Padre de la Iglesia, uno de los cuatro grandes Padres Latinos. La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio, 'edición para el pueblo'), ha sido hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979, el texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana.

Fue un célebre estudioso del latín en una época en la que eso implicaba dominar el griego. Sabía algo de hebreo cuando comenzó su proyecto de traducción, pero se mudó a Belén para perfeccionar sus conocimientos del idioma. Comenzó la traducción en el año 382 corrigiendo la versión latina existente del Nuevo Testamento. Aproximadamente en el año 390 pasó al Antiguo Testamento en hebreo. Completó su obra en el año 405.

Nació en Estridón, ciudad ubicada en los límites entre Dalmacia y Panonia, aproximadamente entre los años 340 y 342; murió en Belén el 30 de Septiembre del 420.Viajó a Roma, probablemente por el año 360, donde fue bautizado y se convirtió en un estudioso de los temas eclesiásticos. De Roma viajó a Tréveris, ciudad famosa por sus escuelas, y ahí comenzó sus estudios teológicos. Más tarde se dirigió a Aquileya, y hacia el 373 salió en un viaje hacia el Este. Se asentó primeramente en Antioquía, en donde escuchó hablar a Apolinar de Laodicea, uno de los principales exégetas de aquel tiempo y que aún no estaba separado de la Iglesia. Desde el 374 hasta el 379 Jerónimo llevó una vida ascética en el desierto de Calcis, al sur-oeste de Antioquía.

Ordenado sacerdote en Antioquía, viajó a Constantinopla (en el 380-381), donde surgió una amistad entre él y San Gregorio de Nazianzo. Desde el 382 hasta Agosto del 385 se estableció temporalmente en Roma, no lejos del Papa Dámaso. A la muerte de este último (el 11 de Diciembre del 384), su posición comenzó a hacerse difícil. Sus severas críticas le ganaron enemigos resentidos que buscaron la manera de perjudicarlo.

Después de algunos meses, se vio obligado a salir de Roma. De camino entre Antioquía y Alejandría, llegó a Belén en el 386. Se estableció ahí en un monasterio cercano a un convento fundado por dos damas Romanas: Paula y Eustoquia, quienes lo siguieron a Palestina. De ahí en adelante llevó una vida de ascetismo y estudio; pero aun entonces se vio envuelto en problemas por sus controversias, de las cuales habla-remos más adelante, una con Rufino y la otra con los Pelagianos.


ORACIÓN PARA PEDIR UNA GRACIA
Dulce Padre nuestro Señor Jesucristo, te rogamos por tu infinita bondad que reformes al pueblo cristiano según aquel estado de santidad que tuvo en tiempo de tus apóstoles. Escúchanos, Señor, porque benigna es tu misericordia y en tu inmensa ternura vuélvete hacia nosotros.

Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de nosotros.

Por el camino de la paz, de la caridad y de la prosperidad me guíe y me defienda el poder de Dios Padre, la sabiduría del Hijo y la fuerza del Espíritu Santo y la gloriosa Virgen María. El ángel Rafael, que estuvo siempre con Tobías, esté también conmigo en todo lugar y camino.
¡Oh buen Jesús, oh buen Jesús, oh buen Jesús, amor mío y Dios mío, en ti confío, no quede yo confundido!

Confiemos en nuestro Señor benignísimo y tengamos verdadera esperanza en El sólo, porque todos los que esperan en Él no serán confundidos para siempre y quedarán estables, fundados sobre la piedra firme y, para obtener esta gracia, acudamos a la Madre de las gracias, diciendo:
DIOS TE SALVE, MARÍA.

Además, agradezcamos a Dios nuestro Señor y Padre celestial todos los favores y gracias que nos ha concedido y que continuamente nos concede, rogándole que en el futuro se digne socorrernos en todas nuestras necesidades, tanto temporales como espirituales:
PADRE NUESTRO.

Pidamos también a la Virgen que se digne interceder ante su querido Hijo por todos nosotros, para que nos conceda la gracia de ser humildes y mansos de corazón, de amar a su Divina Majestad sobre toda otra cosa y a nuestro prójimo como a nosotros mismos y para que estirpe nuestros vicios, nos aumente las virtudes y nos conceda su santa paz:
DIOS TE SALVE, MARÍA.

Y por todos aquellos que se encomiendan a nuestras oraciones, por los que rezan a Dios por nosotros y por aquellos por los que tenemos obligación de rezar, por nuestros amigos y enemigos y por todos los fieles difuntos:
DIOS TE SALVE, MARÍA.

Humillémonos todos en presencia de nuestro Padre celestial como hijos pródigos que hemos disipado todos nuestros bienes espirituales y temporales, viviendo disolutamente, y por ello pidámosle misericordia, diciendo:

Misericordia, concédenos tu misericordia, Hijo del Dios vivo.


EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo y Vidente
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