La Virgen de Nuestra Señora de
Coromoto, Patrona de Venezuela. El 1 de mayo de 1942 fue declarada Patrona de
Venezuela por el Episcopado Nacional. El Santuario Nacional de Nuestra Señora
de Coromoto está construido en el lugar de la segunda aparición de la Virgen de
Coromoto. En 1591 se funda la ciudad de Guanare, los indígenas que habitaban la
región para la época, los Cospes, huyen hacia la selva en el Norte de la
ciudad, esto dificulto la evangelización de la iglesia Católica. Fueron varias
las apariciones de la Virgen María desde 1651 hasta 1652, pero la más solemne e
importante ocurrió el 8 de septiembre de 1652.
El 8 de septiembre de 1652, la
Virgen María se le apareció al indio Coromoto, cacique de los Indios Cospes y a
su mujer, diciéndole en su propia lengua: "Vayan a casa de los blancos y
pídanles que les eche el agua en la cabeza para poder ir al cielo", con
esta hermosa frase la Virgen María le pide a él y a su tribu que se bauticen.
El Cacique Coromoto le relató lo sucedido a su encomendero Juan Sánchez y
después de ocho días, varios indígenas Cospes se convirtieron y se bautizaron,
pero el no, debido a que no se sentía a gusto, pues él ya no era el jefe. Este
huye y la Virgen María se le vuelve aparecer, el indio Coromoto enfurecido alza
sus brazos para agarrarla y esta desaparece, la aparición se materializó en una
estampita hecha de fibra de árbol, que luego se buscó.
El Indio Coromoto es mordido por
una serpiente venenosa y vuelve a Guanare, herido y a punto de morir, pide el
bautismo y se lo suministra un barinés. Al bautizarse, se convirtió en apóstol
y les pidió a los indios Cospes que no se separen del misionero y que se
bautizaran. El Indio Coromoto ahora con nombre de cristiano, Ángel Custodio
murió en buena vejez. En el año de 1654, la estampita fue llevada a la Iglesia
de Guanare, donde permaneció en un relicario hasta el año 1987, cuando fue
incrustada en el pedestal de la imagen de madera que se encuentra en el templo
"Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto".
ORACIÓN
POR LA PAZ
Bella
Señora María,
Virgen
Madre del Redentor,
contigo
alabamos y glorificamos al Padre,
en
el Espíritu Santo por Jesucristo.
Te
suplicamos que,
así
como en Coromoto guiaste los pasos
de
los indios hacia la gracia bautismal,
cautives
ahora el corazón de los venezolanos
y
los conduzcas a la renovación de la fe.
Virgen
de Coromoto,
patrona
de Venezuela,
bendicie
la acción evangelizadora de la Iglesia
en
nuestra patria para que sea fortaleza
y
defensa de la fe de tus hijos
y
comienzo de una renovación
de
las costumbres cristianas.
Amén.
ORACIÓN A LA VIRGEN
DE COROMOTO POR VENEZUELA.
¡Oh,
Santísima Virgen María de Coromoto, ¡Madre de Misericordia!, confiamos a
nuestra amada patria Venezuela a Tu Amoroso cuidado. Madre querida, te
suplicamos reclames como tuya esta Tierra de Gracia, para Gloria de Tu Divino
Hijo Jesucristo, verdaderamente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en
el Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar, a quien Venezuela le ha sido
consagrada.
Afligidos
por los pecados de nuestra nación, clamamos a Ti desde lo más profundo de
nuestro corazón, suplicando Tu amparo y protección. Apiádate de nosotros,
míranos con misericordia y toca nuestros corazones. Ilumina nuestro
entendimiento, ayúdanos a comprender cuan valioso es el don de la vida, y el
ejercicio responsable de la libertad humana. Líbranos de todas las falsedades
que nos conducen al terrible mal de negar toda vida.
Concédele
a los habitantes de nuestra nación venezolana la sabiduría, para que reconozcan
que Venezuela fue fundada al amparo de la Ley de Dios, y que sólo Él es la
Fuente Verdadera de nuestros más preciados derechos: la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad. Oh, Madre Misericordiosa, infúndenos el valor para
rechazar la "cultura de la muerte" y todo camino que niegue a Dios, y
muéstranos el camino al Milenio de la Vida. Confiados en tu poderosa
intercesión, suplicamos:
Acuérdate,
¡oh piadosísima Virgen María de Coromoto!, que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a tu protección e implorado tu socorro, haya
sido desamparado, de Ti: Yo pecador, animado con tal confianza, acudo a Ti, ¡oh
Madre, Virgen de las vírgenes!, a Ti vengo, delante de Ti me presento gimiendo.
No desprecies, oh Madre del Verbo Encarnado, mis humildes súplicas; antes bien,
óyelas y despáchalas favorablemente.
Amén.
EDUARDO LUZ
Tarotista, Astrólogo
y Vidente
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